LA COSA - 2
Al momento de pensar en otro objeto, vi al pingüino guardado en la alacena junto a los vasos.
Hace muchos años, supongo casi 10, mi abuela materna nos los dio a mi hermana y a mí porque nos gustaba; al principio lo usábamos para guardar caramelos. Después, al vivir solo, empecé a usarlo como florero.
Mis abuelos vivieron después de jubilados en una quinta en Matheu (Escobar), y pasé muchas semanas de verano con ellos cuando era chico; entre las muchas tareas que hacía ahí, juntar flores con mi abuela era la que me unía a ella. Y los últimos años al ir, ya sin ellos, siempre me volvía con algo que me conectara unos días más: calas, azucenas, distintos jazmines, agapanthus, cosmos, o ramas de eucalipto.
Quise presentarlo así, resignificado. Dándole ese nuevo uso que me acerca más a ellos. Usé flores de Palo Borracho que corté a unas cuadras (no quise comprar, sino buscar algo que podría sacar también de allá), lo presento mirando de frente al sol que entraba por la ventana -sin otra luz- (atardecer que indica que el regreso a la ciudad está cerca), e incluyendo en el retrato, la sombra, la oscuridad que puede significar también en cierta parte la ausencia.
ENCUADRE: busqué equilibrar en el encuadre el objeto y su sombra.
LUZ: natural / atardecer desde la ventana, cálida (como los recuerdos) - que rebota en la pared blanca y dibuja las curvas traseras del objeto (aportando una señal de luz en la oscuridad).
Me inclino por la segunda foto, en donde la apertura del diafragma es algo mayor, y la menor profundidad de campo le da algo más de importancia al objeto, desenfocando algo las flores y la sombra.
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